La última vez que trabajé en turno de noche fue en 1998, en un buen hotel de Amsterdam; hacía la contabilidad nocturna junto a dos paquistaníes y un chino canadiense. Allí comíamos puntualmente a las dos de la madrugada; dado que Amir y Khuram eran musulmanes, yo tenía que probar su comida cuando era sospechosa de contener cerdo, a cambio me gané unas cuantas cintas de Nusrat Fateh Ali Khan. Aquí el horario de comida es más caótico, muchos días comemos en función del trabajo que tengamos, otros días es una cuestión más de pura hambre. No obstante, siempre es motivo de alegría; yo lo llamo los momentos «Dabai Nalibai»*. Creo que un día que comíamos sonaba esa cancioncilla; son esos momentos en los que estás a medio hacer una cosa, muerdes un bocado furtivo de algo rico, y no puedes evitar mover las caderas (y la barriga) al ritmo de la música mientras masticas y agitas la cabeza.
A veces es algo rápido e improvisado como unos huevos fritos, con buen sourdough de la casa; Andy se sorprendió porque yo no quisiera ninguna salsa con ellos, tan sólo untarlos con pan. Otras veces el turno de día nos deja algo preparado, como una quiche. La quiche lorraine (y las otras tartas saladas cuajadas con huevo, como la de salmón y alcaparras de la foto) nunca me ha despertado mucho interés; pero desde que el otro día me quemé de lo lindo con una, ya no me hace ni pizca de gracia. Las ves tan tranquilas terminando de cocerse en el horno, lindas, llenas de sabrosos ingredientes; pero las carga el diablo.
Otros días, mis compañeros polacos me sorprenden con alguna especialidad. Sean unos nalesniki (unas tortitas hechas con nata), una sałatka (pronunicado «sauatka», ensaladilla rusa), o un guisillo de pollo y pimiento que parece gustarles mucho; todos ellos platos sabrosísimos.
Por lo que me contaron, la ensaladilla rusa es un plato navideño en Polonia (y en mi casa, que la hace mi tía Mari Pili); yo les dije que en España una ensaladilla y un túper junto al mar es la idea de verano de medio país.
Otros días aprovechamos algunas sobras; como el día que sobró un poco de masa de focaccia y la estiramos poniendo bien de ingredientes de todas las que hacemos; no contentos con ello, la rellenamos de beicon asado en el horno.
Yo les he hecho tortilla de patatas un día. Mis tortillas son bastante mediocres, usé patatas inglesas de puré y lidié con una sartén dificilla; aún así se comieron las dos que hice, e incluso dijeron que estaba rica: son muy majos. ¡Dabai Nalibai!
Qué gusto volver a la esencia de este blog por un día.
*Dabai nalibai significa algo como «sírveme», alcohol, se entiende.
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